Una experiencia escalofriante se vivió en el Teatro Principal de Puebla, cuando la leyenda de La Llorona cobró vida en una impactante puesta en escena. El evento no solo llenó la sala, sino que agotó entradas para ambas funciones en una noche que fue más allá de una obra: fue un viaje a lo más profundo de la tragedia de uno de los personajes más aterradores del folclore mexicano.

La talentosa actriz Lourdes Munguía encarnó a La Llorona con tal fuerza y emoción que mantuvo a los espectadores en un estado de tensión y miedo palpable. Durante más de una hora, su interpretación logró capturar la esencia del personaje, dejando al público completamente inmerso en la historia de la mujer que llora por sus hijos. Los asistentes quedaron al borde de sus asientos, mientras Munguía, en su papel, parecía casi sobrenatural en su conexión con la legendaria figura.

La escenografía también fue una pieza clave en el éxito de la noche. Entre luces frías, humo y hielo seco, el escenario se transformó en un paisaje fantasmal que permitió al público sumergirse en el miedo y la desesperación que caracterizan a La Llorona. Sin embargo, más allá de los efectos especiales, la trama profunda y dolorosa añadió otra capa de intensidad: La historia reimaginada de La Malinche, quien, tras dar a luz a dos hijos de Hernán Cortés, enfrenta la tragedia cuando este intenta quitárselos por no considerarlos lo suficientemente "puros" en raza y religión. El conflicto y la pérdida resonaron en la audiencia, dejando una reflexión sobre el dolor y la traición que desencadenan esta leyenda.

Al finalizar, el director y productor de la obra, Iván Cochegrus, dirigió unas emotivas palabras al público. Con profundo reconocimiento, resaltó el trabajo de Lourdes Munguía, quien lleva cuatro años dando vida a La Llorona, siempre con una entrega total y una pasión que impacta a cada espectador. "Su alma está en cada presentación", afirmó Cochegrus.

Sin duda, esta puesta en escena quedará grabada en la memoria de los asistentes, quienes, por una noche, pudieron escuchar el lamento de La Llorona resonando en el silencio profundo del teatro. Una experiencia única que demostró el poder de la leyenda y el arte.