En una fecha cargada de historia, el escenario del Teatro del Pueblo se transformó en el corazón palpitante de la Feria de Puebla gracias a una presentación que quedará marcada en la memoria colectiva: The Chainsmokers, uno de los dúos más influyentes de la música electrónica a nivel mundial, encendió al público como parte del festival Water Castle, una de las grandes apuestas de la edición 2025.

Desde primeras horas de la tarde, miles de personas comenzaron a congregarse en los alrededores del recinto, muchos vestidos con luces LED, outfits neón y pancartas en alto. El ambiente era eléctrico incluso antes de que empezara la música. Todo Puebla sabía que esa noche no sería una más. Y no lo fue.

Conforme caía el sol, las expectativas crecían. El festival Water Castle ya había sorprendido durante días anteriores en otros estados con actos destacados, pero la noche del 5 de mayo en Puebla estaba reservada para una leyenda del EDM contemporáneo. Y así fue: The Chainsmokers apareció entre humo y destellos para desatar una ola de euforia colectiva.

El set con temas como Paris y Closer fue único, y desde el primer beat quedó claro que el dúo no venía a dar un simple show, sino a crear una experiencia total. La producción fue impecable: pantallas LED de gran formato, rayos láser, cañones de humo, llamaradas y pirotecnia fría con cada drop. Cada canción parecía superar a la anterior, pero fue con Something Just Like This que el Teatro del Pueblo estalló por completo. Miles de voces se unieron para corear el éxito, creando un momento de comunión que trascendió lo musical.

Uno de los momentos más emocionantes de la noche fue cuando The Chainsmokers sorprendió con una serie de mezclas espectaculares de artistas latinos. Sonaron fragmentos y remixes de Bad Bunny, Selena Quintanilla y Peso Pluma, lo que desató la locura entre el público. La fusión entre el beat electrónico y los sonidos latinos conectó profundamente con los asistentes, generando un ambiente de fiesta total que reventó en aplausos y saltos sin parar.

Además, uno de los integrantes del dúo —aunque no todos conocían su nombre— demostró una cercanía especial con el público. En varias ocasiones bajó de la pasarela hacia el pasillo central para convivir, cantar, tomarse fotos y estar literalmente al nivel de los fans. Esa interacción directa fue uno de los detalles más valorados de la noche, y convirtió el concierto en una experiencia todavía más íntima y auténtica.

El evento no solo marcó un punto alto en la programación de la Feria, sino que también consolidó a Puebla como un destino capaz de albergar espectáculos de clase mundial. El éxito de Water Castle y la respuesta del público confirmaron que existe una fuerte comunidad amante de la música electrónica en la región, ávida de propuestas de esta magnitud.