FOTO: Fernando Cordero

El histórico Teatro Principal de Puebla vibró de emociones con la presentación de Menopausia: La culpa es de las hormonas, una obra que combina humor, honestidad y momentos entrañables para hablar de un tema que, hasta hace poco, era evitado en voz alta: la menopausia. Con dos funciones cargadas de energía, la propuesta escénica conquistó al público con una mezcla perfecta de carcajadas y reflexiones.

La protagonista indiscutible de la noche fue la actriz y comediante Bárbara Torres, quien saltó a la fama por su papel como Excelsa en La Familia P. Luche. En esta ocasión, Torres rompió esquemas, y también la cuarta pared, al invitar a las y los asistentes a compartir sus experiencias personales, generando un ambiente íntimo, divertido y sin juicios. Las risas se mezclaron con anécdotas reales, logrando que el público se sintiera parte de la historia.

La obra, escrita por Miguel Briones y la propia Bárbara Torres, parte de una pregunta provocadora: ¿Y por qué no les pusiste las hormonas a ellos? Desde ahí, se desata una serie de situaciones que recorren momentos clave en la vida de una mujer: los primeros amores, los cambios físicos, las crisis emocionales y la llegada inevitable de la menopausia. Todo esto contado con una mirada cómica, pero también con mucha empatía y humanidad.

El actor y exfutbolista Arturo Carmona también tuvo una participación especial que no pasó desapercibida. Su intervención aportó un toque emocional y romántico, provocando suspiros entre el público y complementando a la perfección la propuesta de la obra. La química entre los actores fue evidente y logró mantener el ritmo del espectáculo durante toda la función.

Al término de la presentación, el público no solo aplaudió de pie, sino que también se acercó con entusiasmo a tomarse fotos con los actores, quienes agradecieron la calidez de los poblanos y el esfuerzo del equipo detrás del escenario. Sin duda, Menopausia: La culpa es de las hormonas se convirtió en una noche inolvidable para quienes asistieron y demostró que hablar de lo que antes se callaba puede ser liberador, divertido y necesario.