“Es un honor regresar a este gimnasio y a la universidad que tanto queremos”, comentó el hijo de una leyenda en el deporte poblano, Morris Williams, dentro de la reunión que realizaron ex jugadores de baloncesto de la Universidad de las Américas Puebla.

A manera de homenaje para todos los estudiantes que alguna vez, dentro de su vida académica en la UDLAP, vistieron la camiseta de los Aztecas de la UDLAP, la Dirección de Desarrollo Institucional de la casa de estudios realizó un día de convivencia con todas esas generaciones que defendieron en algún momento, ya sea corto o largo, los colores Verde y Naranja.

Los asistentes a la mítica duela del Gimnasio Morris Moe Williams se dieron cita para jugar algunos partidos con duración máxima de 10 minutos; ex Aztecas de distintas épocas que se jactaron de hacer prodigiosas jugadas, sostener partidos cardiacos y volver leyenda a esos equipos de la Universidad de las Américas Puebla que conquistaron títulos nacionales. “Esto es parte de mi vida, aquí (Gimnasio Morris Moe Williams) recuerdas muchas anécdotas buenas y malas, pero al final es una buena experiencia haber jugado con este equipo”, recordó Miguel Ángel Rodriguez jugador Azteca de 1988 a 1992.

Una de las figuras icónicas, no sólo para la Ráfaga Verde sino también para todos los equipos representativos de la UDLAP y del deporte poblano, es Morris Williams; quien con su ímpetu, sapiencia y orden táctico forjó equipos gallardos, grandes jugadores y sobre todo personas que hoy son un bien para México, eso lo reconoció su hijo que además recordó que su padre tuvo una escuadra prodigiosa que se encargó de vencer a una selección de Canadá y a equipos de primer nivel de Estados Unidos. “Es un orgullo ver el crecimiento, el amor a la universidad y a la camiseta; es un honor ver cómo se han desarrollado los sistemas educativos y los deportes. Mi padre es como un edificio o una parte física de la UDLAP”, resaltó el ex jugador que vistió la casaca Verde de 1978 a 1980.

Así, los cuarenta y dos asistentes a esta <> tuvieron la oportunidad de recordar viejos tiempos, experiencias, profesores, entrenadores y pisar una vez más la duela donde encumbraron al equipo varonil y femenil Azteca con triunfos, enfrentamientos a muerte, rivalidades férreas, derramando sangre, sudor y lágrimas para lograr campeonatos.